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• Frederick Schwenke: chambelán. Dueño y anfitrión del lugar en el que se celebra el Tratado. Sufrió mucho durante la Gran Guerra en la que perdió a su primogénito y la mitad diestra de su rostro, quemada. Ahora ostenta un cargo merecido en la alta sociedad del gobierno anceliano. Son muchos los que dicen que el mismísimo Ancel ha gozado de su hospitalidad. Consciente del dolor que acarrea toda posible confrontación, hizo todo lo posible por limar las asperezas entre el Reino del Sol y el Imperio Británico, ofreciendo así su casa de campo como sitio de reunión para llegar a un acuerdo.

-Requisitos: vestir elegante; mitad derecha de la cara quemada (sin exagerar); predisposición al trato en sociedad. 

 

• Mathilda Schwenke: esposa de Frederick, ahora acomodada a una vida placentera y tranquila. Antes de la llegada de Ancel al gobierno del Reino del Sol, Mathilda fue una eminente física. Aprendió gran parte de sus conocimientos de su difunto padre, el famoso August Krönig, que publicó la famosa teoría cinética de los gases. Destrozada tras perder a su primogénito en la Gran Guerra y tras los acontecimientos sucedidos en Kladow (1888), Mathilda se volcó de lleno en la religión que estaba tomando forma. Desde entonces, ésta ha supuesto ya no sólo una vía de escape o un alivio para su dolor sino un nuevo comienzo para ella, una guía en la que basar su existencia.

-Requisitos: vestir elegante; predisposición al trato en sociedad. 

 

• Gretel Schwenke: hija menor del matrimonio Schwenke. Tras la muerte de su hermano mayor, Hansel, Gretel sufrió durante algunos meses una profunda tristeza. Su padre, Frederick, trató de llenar el vacío que había dejado Hansel encargándole a Gretel tareas típicamente masculinas en un intento de suplir y atenuar la pérdida. De esta manera, Gretel (pese a su educación y género) suele ser vista como una adolescente bastante impetuosa y de carácter, decidida. El personal de servicio cuenta que algunas noches abandona el domicilio familiar pero que por las mañanas siempre está en su cama. ¿O sólo serán chismes de esas doncellas del servicio cuando se aburren y fisgonean por las cerraduras?

-Requisitos: vestir elegante (tipo joven-adolescente de la época); llevar un ojo de cada color. 

 

• Emil Allarborn: médico de familia de los Schwenke. Veterano doctor que estudió en su juventud en el Imperio Británico pese a ser alemán de nacimiento. Fraguó una buena relación con Frederick Schwenke en la Gran Guerra, curándole algunas heridas bastante aparatosa en plena trinchera, bajo el sonido de las bombas y las balas. Emil fue a la Gran Guerra no por obligación sino por un sentido del deber innato en él ya que según él, desde pequeño, sintió una llamada para ayudar a los demás. Aunque su familia, que había escalado hasta posiciones de poder, se tomó las molestias y movió los hilos necesarios para que no fuera así. Por supuesto, la guerra le dejó cicatrices que jamás acabarán de cerrar pues ha visto de lo que es capaz la humanidad: horrores incontables que lo marcaron para siempre.

Pese a las recientes hostilidades entre el Reino del Sol y el Imperio Británico, Emil sigue manteniendo el contacto con algunos colegas británicos y, de hecho, ha colaborado con algunos forenses e investigadores en el caso de Carl “el Calígrafo”, con los que se cartea.

-Requisitos: útiles de médico (maletín, bolsa, herramientas varias -fórceps, escalpelos, bisturíes, etc.-, botes con mejunjes medicinales, hierbas, etc.). Recomendamos unas pequeñas gafas.

 

• Theodor Weiss, “Theo”: encargado de mantenimiento (cazador, mozo de cuadras, jardinero y, en general, “chico para todo”). Este joven logró su actual puesto de trabajo gracias a la recomendación de un buen amigo que intercedió por él y le habló a la familia Schwenke. Theo es huérfano desde que tiene memoria y ha cambiado de trabajo casi tanto como de chaqueta. Algunos trabajadores del servicio, simplemente envidiosos de su energía juvenil, van diciendo por ahí que tiene los dedos demasiado largos... aunque, de momento, nadie en la familia Schwenke ha perdido ni un tenedor de plata bajo sus manos.

-Requisitos: ropas de mozo, gorrilla, tirantes, mente vivaracha. 

 

• Hans Penzfi, “Hansy”: amo de llaves del lugar donde se celebrará el Tratado, la antigua fortaleza de Bollwerk der Krähen. Este mozo tan despierto siempre ha cumplido a la perfección con sus labores. Al menos hasta ahora. Hijo de una pareja de labriegos del pueblo, Schönau, Hansy siempre tuvo muy claro que quería ser algo más que un simple campesino. Cuando era poco más que un adolescente, fue corredor de caballos. No es que fuera muy bueno pero su determinación era inquebrantable y nada parecía detenerlo hasta que, a causa de un accidente algo raro, perdió movilidad en su rodilla y tuvo que retirarse. Así, no le quedó más remedio que regresar a su antiguo trabajo en el campo, que nunca le agradó. Poco después, también probó suerte como pintor junto a su tío Vernom pero no llegaron a entenderse de ninguna manera (por decirlo de una manera suave) y lo abandonó. Y aun así, algo más tarde el destino a fin le sonrió puesto que entró a trabajar para los Schwenke que, por aquel entonces, buscaban personal de servicio. Superó la dura entrevista del señor Schwenke, no sólo por su buena predisposición al agotador trabajo de carga, sino también porque cautivó al cabeza de familia con una deliciosa omelette que él mismo había preparado para su almuerzo.

“Hansi” tiene un don especial para tratar con los animales. Es más, siempre va comentando por ahí que el perro es el mejor amigo del hombre. Los más chismosos dicen que siente algo más que amistad por la hija de la familia Schwenke, Gretel, pero por supuesto, ya se sabe cómo son estas cosas... chismorreos de envidiosos, claro está.

-Requisitos: vestimenta de mozo de la época; arandela de metal y manojo con muchísimas llaves de época.

 

 Adolf Oppenheim: representante de las fuerzas policiales del lugar, la Feldgendarmerie. Como su padre y su abuelo antes que él, como si de una tradición familiar se tratara, Oppenheim se hizo policía a muy temprana edad. Después de los acontecimientos de la Gran Guerra y con la llegada de los veteranos supervivientes, Adolf -al ser tan joven- ha sido a veces infravalorado por no haber combatido en ella. Aun así, ha demostrado con creces ser un excelente oficial pese a la mala reputación que adquirió su padre pues, según las malas lenguas, prefería vigilar más una buena pinta de cerveza que el calabozo.

En las últimas semanas, el semblante de Adolf ha envejecido un tanto por la preocupación que le acarrea no saber nada de uno de sus compañeros ya que uno de los suyos no desaparece así como así... Además, desde arriba se le ha asignado la tarea de velar por la seguridad de los asistentes en la casa de los Schwenke con motivo del Tratado y será recibido como un invitado más.

-Requisitos: arma de fuego NERF (tipo pistola de la época); ropa elegante (recomendamos uniforme policial alemán que dé el pego como de la época). 

 

• Bryan / Brienne Payne *: periodista autorizado por el gobierno de Ancel para cubrir todos los sucesos que rodeen el Tratado que tendrá lugar en la añeja fortaleza de Bollwerk der Krähen. El señor Payne, venido desde München (Múnich), trabaja en el Herold München aunque debido a la naturaleza del evento, todo aquello que escriba será entregado al Gobierno de Ancel y después saldrá en todos los periódicos nacionales e internacionales que así lo hayan establecido.

Bryan, pese a ser periodista, siempre ha sido muy escrupuloso a la hora de contar algo sobre su vida personal o eso es lo que dicen sus conocidos. Algunos incluso cuentan que se pone a la defensiva si alguien intenta sonsacarle algo.

-Requisitos: cámara de fotos antigua, libreta y lápiz de la época, otros [consultar másters]. 

 

 Indhira Pendleton: hija de padre inglés y madre hindú, se crió en la India sintiéndose una extraña, una mestiza, por las diferencias abisales entre las dos culturas. Pasó la mayor parte de su vida en un protectorado inglés, rodeada de lujos y comodidades. Aunque siempre ha sido consciente de la precaria situación de las castas más bajas y pobres de su país, nunca ha tenido la convicción necesaria para dar el paso y acabar con ello. Quizá porque su familia fue víctima de una noche de violencia, a causa de un grupo extremista religioso hindú, en un arrebato contra los “invasores” coloniales. Fue en aquel momento de tensión cuando conoció a su marido. Pendleton veló por su familia y los acogió. Un tiempo después, surgió la chispa del amor, se casaron y formaron una de las familias de mayor renombre de Bombay.

Su familia materna, los Chaudhuri, eran conocidos no sólo por su riquezas sino por su afán de obtener antiguas reliquias.

-Requisitos: vestir elegante, complementos hindúes [consultar másters]; ligero acento hindú.

 

Gente del Lugar (9/9)

Los personajes en color rojo están ocupados.

Los personajes con * pueden ser tanto hombre como mujer.

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