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• Vladímir Volkóv: embajador que acude en representación de Rusia. Sin ser familia directa de la familia real, Vladímir es uno de los mejores amigos del zar, además de su consejero personal. Fue criado en la corte y aprendió todo lo necesario de este entorno, tan aparente y hostil a la vez, para saber cómo sacarle provecho sin caer en el intento.

Aquellos que lo conocen en profundidad, y entre ellos sus mentores, lo describen como “un duro y helado trozo de hierro que es imposible doblar”. Nunca ha descuidado su entrenamiento marcial: es excelente tanto en la lucha cuerpo a cuerpo como en aquella que involucre armas tales como espadas y sables, además de practicante de sambo. Algunos criados del palacio de los Romanov comentan que se le ha visto entrenar incluso bajo las peores condiciones climatológicas, en días oscuros y con enormes tormentas de nieve. Además, Volkóv es la mano derecha más dura de la realeza, así como uno de sus principales garantes: por lo que se rumorea, es muy posible que se encargue de solucionar, desde las sombras, los asuntos más turbios, delicados y escabrosos que puedan dañar a la monarquía.

El vulgo relata historias, como cuentos, en los que tanto Vladimir como su hermana Irina fueron criados en palacio gracias a la generosidad de los zares ya que alguien los abandonó en sus puertas cuando no eran más que unos bebés. Por supuesto, esto nunca ha sido corroborado por los Romanov. Pese a ser temido por sus supuestas ocupaciones, Volkóv ha logrado subsanar o suavizar varios conflictos de Rusia con otros países de manera elocuente y sagaz.

-Requisitos: vestuario elegante ruso de época; sable ruso.

 

• Irina Volkóva: hermana de sangre de Vladímir. Irina, al igual que su hermano, fue criada e instruida en el mismo seno de los Romanov. Se cuenta que los dos fueron abandonados cuando eran poco más que bebés frente a las puertas del zar, bajo la inmensa nieve y en un canasto de mimbre viejo y deslucido. La compasión de la familia real (según cuenta el vulgo antes de irse a dormir) fue lo que los salvó y, de esa manera, los adoptaron. Aunque es muy posible que estos cuentos no sean más que eso.

La señorita Volkóva ha madurado muy satisfactoriamente y ahora es una de las doncellas más deseadas de toda Rusia.  Ha llegado a ser un icono a seguir entre las jóvenes del país. No sólo por su belleza sino porque, sin ser supuestamente noble, ha logrado una vida más que satisfactoria, por lo que es muy conocida. Además, son famosas sus salidas y donaciones para ayudar a los más desfavorecidos, que no son pocos. A diferencia de su hermano, Irina es encantadora y muy amable y es prácticamente imposible no caer rendido a su dulzura. En las tabernas se murmura que los Romanov la están reservando para conseguir un matrimonio de conveniencia que los favorezca internacionalmente.

Uno de sus pasatiempos favoritos es pasear en soledad por los bosques blancos y nevados de su tierra madre.

-Requisitos: vestuario elegante ruso de época.

 

• Brad Hudson: famoso y peculiar hombre de ciencias, oriundo de Inglaterra. Fue uno de los investigadores principales en el Proyecto Prometeo y, junto a otros pioneros y visionarios, fundó la archiconocida empresa Olympus. Trabajó para ella durante años, inmerso en las cuestiones prácticas y teóricas que desarrollaran de una vez por todas la Tecnología del Rayo. Fue muy sonado su despido, del que todos los periódicos de Gran Bretaña se hicieron eco. De esto hace ya más de una década. Una década en la que su orgullo y decencia fueron heridos por aquellos que lo echaron: los mandamases de Olympus pero, sobre todo, por su anterior jefe (ahora fallecido), Arthur Collins. Según se comentó en la prensa, el señor Hudson dedicaba demasiado tiempo a proyectos que no eran prioritarios para la empresa así que fue despedido por no aceptar las tareas que la empresa le demandaba. Aunque las versiones, por supuesto, varían como si se tratase de una de esas historia truculentas y enmarañadas de la prensa amarilla. Por ejemplo, Brad siempre ha sostenido que nadie lo despidió y que se marchó de allí por voluntad propia. Incluso algunos de sus compañeros achacaron su cambio en Olympus a una profunda depresión que le creó la inesperada muerte de su esposa... pese a que Brad siempre lo ha negado. Lo que sí está claro es que su vida no fue precisamente fácil después de tener que aguantar todo aquello. Poco después, en un viejo pueblo cercano a Londoria, montó un peculiar laboratorio. Un laboratorio que, por desgracia, perdió tras un horrible incendio. Brad declara que su enemistad con la titánica empresa no hace otra cosa más que cerrarle puertas. Es por ello que, no estando demasiado contento con el trato que su madre patria le ha dado, ahora Brad se ha visto obligado a viajar hasta Rusia, hasta sus congelados páramos, y proseguir como pueda sus estudios y experimentos.

Ahora, Hudson acompaña a Rusia como asesor versado en ciencia y como consejero. Los más sagaces se atreven a decir que Rusia está desarrollando su propio sistema de Lightning Houses. ¿Será cierto?

-Requisitos: vestuario de científico de la época (también recomendamos algún traje elegante); atrezzo estrambótico de la época basado en la Tecnología del Rayo [consultar másters]; sombrero de copa raído.

 

 

Embajada de Rusia (3/3)

Los personajes en color rojo están ocupados.

Los personajes con * pueden ser tanto hombre como mujer.

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