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• Léon Michel Gambetta: embajador y representante de la Tercera República Francesa. Republicano famoso por su intransigencia con el Imperio Británico, Léon se opuso ferozmente a Napoleón III.

Pese a las diferencias históricas entre Francia y Reino Unido, las dos naciones pasaron a ser aliadas desde el mismo comienzo de la Gran Guerra. De hecho, si no llega a ser por la ayuda de los anglosajones, quizá Francia sería ahora un páramo desolado. O incluso la nueva Austria. Pese a todo, tampoco hay que restar honores a los valientes soldados de Francia, que lucharon desde un principio casi en soledad contra el Imperio Austriaco.

Gambetta fue Primer Ministro de Francia hasta 1882. En ese mismo año se retiró del partido debido a ciertos desacuerdos que todavía hoy han quedado sin resolver y que han sido archivados como asuntos internos. Por si fuera poco, por aquel entonces Léon tenía además algunos problemas personales que no hicieron más que complicar su delicada postura y que no han sido aireados al público. Aun así, siempre ha demostrado con creces que, que tal y como simboliza su nombre, posee colmillos y garras que no dudará en usar para defender la integridad de su querida Francia. Por eso mismo se la ha conferido la responsabilidad de representar al país al que ha dedicado una gran parte de su vida.

Siempre ha sido un defensor acérrimo del avance en ciencia e incluso intentó seguir los pasos del Imperio Británico en tales menesteres. Fracasaron y no llegaron a acercarse a la avanzadísima carrera que Olympus ya había establecido.

La periódicos y radios más sensacionalistas aseguran que el matrimonio Gambetta no está en su mejor momento y, por eso mismo, es posible que hayan aprovechado esta ocasión sin igual para demostrar que están equivocados.

-Requisitos: vestuario elegante; representar edad madura (no anciano, recomendamos canas).

 

• Jeanne Gambetta: esposa del embajador francés, Léon Michel Gambetta. De inestimable belleza, Jeanne es veinte años más joven que su marido y los medios de prensa de su país ya se encargaron de proclamarlo por cielo y tierra aunque, según parece, a ambos les da igual. Antes de ser la pareja de Léon, Jeanne dedicaba su vida al mundo del espectáculo. De hecho, era una de las actrices y bailarinas más deseadas y bien dotadas de los teatros parisinos. Tanto en los patios de butacas como fuera de ellos, cualquiera podía escuchar que Jeanne no tenía rival en cuanto a encanto, atractivo y gracia en el escenario. No es secreto alguno que coqueteó con algunas drogas pero por suerte y antes de caer de lleno en la adicción, conoció al que sería Primer Ministro de Francia y su actual esposo. Desde aquel entonces, su vida tomó un rumbo nuevo, muy personal, y comenzó a estudiar psicología.

Por desgracia, Jeanne se ve aquejada por una enfermedad incurable pero que, gracias al Señor, puede ser tratada. Los médicos (y eso que Léon la ha llevado a los mejores) no se ponen de acuerdo con qué es lo que le pasa en realidad. Pero, por lo que parece, si su personal médico se encuentra cerca, la señora Gambetta no tiene nada de lo que preocuparse.

Pese a que su vida es estable y llena de lujos y comodidades, sigue siendo una persona voluble, intensa y con bastante genio. Todavía sigue teniendo contacto con el mundo del espectáculo y, de vez en cuando, actúa en alguna que otra obra, sobre todo en obras del teatro isabelino más dramático.

-Requisitos: vestimenta elegante y coqueta de la época.

 

• Anaïs Fournier: enfermera personal de los embajadores venidos de Francia. Acude junto a su paciente, la señora Gambetta, para proporcionarle los cuidados que requiere. La señorita Fournier no sólo destaca por su peculiar labor sino que, además, su nombre y apellidos aparecieron asiduamente y durante un tiempo en la prensa internacional ya que fue la única superviviente del aciago hundimiento del Saint Son, un carguero que cruzaba frecuentemente el Canal de la Mancha. Tras las desgracias acontecidas que tuvo que experimentar, Anaïs declaró públicamente que todo aquello había sido como una especie de revelación. Desde entonces tuvo muy claro que tenía que dedicarse a ayudar a la gente como buenamente pudiera así que se interesó en la enfermería. Compungido, el gobierno, a modo de indemnización por el accidente, le pagó la carrera. Fue tras esto, en una celebración, cuando coincidió con el matrimonio Gambetta. Presentados sus respetos y su curiosidad por el caso de Jeanne, pasó directamente a ser su enfermera de confianza.

Anaïs, pese a ser su origen francés y antes de la catástrofe naval, vivía en Gran Bretaña. Como su situación allí no era para nada prometedor, se decidió a viajar por fin hasta su país natal en busca de un mejor destino y una mejor vida. Sorprendemente y pese a los acontecimientos vividos, su arduo  y accidentado viaje mereció la pena.

Aparte de su trato agradable y cercano como enfermera hábil, también hace una repostería buenísima. No duda en compartir sus dulces con todos y el señor Léon es todo un apasionado de sus bizcochos de limón.

-Requisitos: vestimenta elegante para la ocasión con algún complemento de enfermera (recomendamos gorro); útiles de enfermera (sobre todo botes con ungüentos y medicamentos, tijeras, vendas, etc.).

 

 

Embajada de Francia (3/3)

Los personajes en color rojo están ocupados.

Los personajes con * pueden ser tanto hombre como mujer.

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